lunes, 21 de abril de 2014

“El cerebro de Hugo”, un documental de Sophie Révil (2012)


Ficha Técnica:

Título original: Le cerveau d'Hugo

Género: Documental sobre el Síndrome de Asperger

Dirección: Sophie Révil

País: Francia

Año: 2012





Riqueza de texturas:

El pasado dos de abril se celebró el “Día Internacional del Autismo”. Siendo sincera, de no ser por mi hijo me habría pasado desapercibido. El colegio en el que está matriculado tiene un aula de educación especial para niños con trastornos severos encuadrados dentro del "espectro autista" que, si bien tienen un aprendizaje específico dentro de la clase, fuera de ella realizan en la medida de lo posible actividades comunes. Una de las señoritas responsables de ese grupo dio una charla sobre el autismo en la clase de mi hijo, primero de educación infantil (tres años). “Los niños autistas no están malitos, mamá” me explicaba él en el trayecto en coche a casa. “¡Ah, no?” le pregunté sorprendida. Su “no” fue tan rotundo que no supe qué añadir, sobre todo porque mi ignorancia en ese campo me llevaba a pensar que el autismo a grandes rasgos es una enfermedad. No hay nada como tener un hijo para recuperar (quienes la hayan perdido) la inquietud por aprender. Al llegar a casa me dispuse a bichear por la red en busca de información y, aunque no soy dada a dar datos que cualquiera puede obtener de Google a golpe de dedo, sí debo darle la razón: el autismo NO es una enfermedad, es un trastorno, por tanto los niños de los que él hablaba, en realidad, no están “malitos”.

Aprovechando la celebración, “La noche temática” de La 2 programó hace un par de semanas un documental en el que, bajo el título El cerebro de Hugo, se trata de explicar cómo se comporta el cerebro de una persona con “Síndrome de Asperger”. A lo largo de hora y media se observa cómo Hugo, el protagonista ficticio del documental, se enfrenta a todas las dificultades que implica su trastorno en las diferentes etapas de su vida, al tiempo que se entrevista a personas reales diagnosticadas clínicamente como "asperger" que comentan con naturalidad cómo este síndrome afecta a su cotidianidad.

Mi cerebro es como un armario desordenado en el que debo buscar una prenda en concreto. Sé que la prenda está ahí, pero hasta que doy con ella debo ir vaciando ese armario de contenido. Cuando no llevo ni la mitad, el desbarajuste me causa tal bloqueo que llega el caos”.

Ahora sé que el “espectro autista” consiste en una serie de síndromes que afectan tanto al desarrollo personal como al comportamiento social. Sé que existen grados, que el más grave se conoce como “Autismo de Kanner” y supone profundas deficiencias en varias áreas cognitivas, motoras y sociales, y que en la parte menos grave se encuentra el “Síndrome de Asperger”, personas en general con altas capacidades pero con severos problemas de socialización. Posiblemente un "asperger" que vea este documental verá reflejada su existencia de forma sombría y patética, pero lo cierto es que para los no instruidos en la materia, además de ofrecernos información de utilidad, humaniza y acerca un trastorno no siempre detectado.





Sensación visual:

No me hago una idea de qué podría suponer en mi día a día no saber expresar con claridad los sentimientos, ni poder determinar si la persona que tengo delante es de fiar, ni tener la capacidad suficiente para adornar las palabras para que suenen de manera diferente. Imagínate por un momento vivir sin poder apreciar el verdadero significado de una caricia o la magia que se desprende de un beso. Imagina que no fueras capaz de distinguir lo que expresan esos ojos que te miran en la distancia con auténtica admiración. Las personas con "Síndrome de Asperger" se ven obligadas a vivir socialmente separados de los comportamientos que consideramos normales y que cada vez practicamos con menor asiduidad. Los avances tecnológicos vuelven a nuestro cerebro vago, no nos enseñan a valorar los abrazos sinceros ni a decir palabras de afecto. Nos escondemos detrás del teclado con la única intención de que la vida llame a nuestra puerta mientras permanecemos tras ella disfrazados de quienes no somos. Convertimos en hábito voluntario lo que para un "asperger" es un síntoma involuntario propio de su trastorno. Nos encaminamos a cohabitar un mundo en el que los sentimientos y las emociones pertenecerán a ciudadanos de segunda, frágiles, callados, ausentes. Y no somos conscientes del peligro.   

Seguramente hoy te irás a la cama sin confesarle a quien tienes a tu lado que es una de las personas más maravillosas que se ha cruzado en tu camino. Dormirás seguro de que no necesitas repetirlo, que ya lo sabe, que siempre hay tiempo, pero... ¿y si mañana fuera tarde?

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